Relato del II Encuentro de Diplomatura

Relato del II Encuentro de Diplomatura

Relato del II Encuentro de Diplomatura

Los días 7 y 8 de marzo 2020, justo la semana antes de la declaración de la emergencia sanitaria en todo el territorio nacional, se celebró el segundo encuentro de diplomatura de la Academia de Permacultura Íbera en el bello paraje comunitario de Irehom, en la comarca del Bages, en el centro de Cataluña.

Los encuentros de diplomatura, que se realizan dos veces al año, tienen como objetivo reunir a la comunidad de las personas involucradas en el recorrido de aprendizaje activo, diplomandos y tutores, para compartir experiencias, presentar los proyectos en que se está trabajando, solucionar

dudas practicas, hacer la sesiones de acreditación de los diplomas y las presentaciones de medio recorrido, realizar reuniones de grupos de apoyo entre diplomandos, hacer tutorías y básicamente vernos la cara y tener un contacto humano sin tener que usar una pantalla exclusivamente, vista la distancia que nos separa (hay diplomandos que residen en lugares tan lejanos entre ellos como Tenerife, Málaga, Barcelona, Navarra y País Vasco) y ahora también a causa de la pandemia.

No todos los actuales diplomandos consiguieron estar físicamente presentes al evento, pero si que en este caso todos los tutores pudieron estarlo. Fue un fin de semana muy rico, en que se fortalecieron los lazos entre los diplomandos, aclararon dudas sobre los procesos de la academia, se realizó la primera reunión del círculo de diplomandos, compartimos vivencias y conocimos una comunidad fenomenal, Irehom, a la que probablemente volveremos a acudir en futuro para realizar estos encuentros.

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Terminamos esta breve reseña con los testimonios de dos participantes y con ganas de realizar la siguiente, que está programada para realizarse esta vez durante la CEP 2020 en Lakabe (Navarra).

Testimonio de Laura Montilla

Ya yo sentía la distancia de vivir tan lejos, y aunque el zoom lo pone fácil, nada es comparable al encuentro físico humano, y eso que no veníamos de ningún confinamiento, fue compartido el placer de conocernos en persona, y tener pequeños ratos para descubrirnos, súper motivador escuchar los proyectos de las compañeras y el modo y motivación que cada una le pone a su proceso. Eché en falta la presencia de más diplomandas a las que les hubiera gustado estar ahí, a eso también se le dió voz, aunque no sea fácil que todas podamos, importante es dar la posibilidad, por si sucede. 

Personalmente ví con claridad mis encrucijadas internas, las que tenía con la me to do lo gí aa, y la falta de estructura y disciplina.. me reconcilié con todas ellas, eso superó mis expectativas. 

Sigo con la sensación de que la permacultura es un campo tan amplio y profundo, que también me siento mejor, reconociendo que sabio es delimitar mi espacio creativo y ponerme a cultivarlo. Hago mis proyectos, y serán aportación al terreno fértil infinito, eso espero.

Testimonio de Ivan Tellaexe

A principios de marzo todavía era posible abrazarse sin miedo, sin represión, sin miradas ocultas ni controles policiales. Ese primer fin de semana de marzo sería el último sin estar marcado por el miedo.

En Irehom, una pequeña isla de proyectos y encuentros nos reunimos unos y unas cuantas locuras de seres con ganas de compartir, conocerse y regalarse procesos y experiencias relacionadas con la Permacultura. Fue nuestro primer encuentro como diplomantes de la Academia de Permacultura Ibérica. Hoy ya no somos diplomantes sino Diplomandos y Diplomandas, porque el proceso de aprendizaje es solamente un puente, un tránsito para ser parte de ese cambio, desde dentro hacia fuera y desde fuera hacia dentro.

Dos días de compartir, de sentir, de jugar, y también de aprender. Y sobre todo pudimos poner/nos cuerpos a las voces que ya nos conocíamos por las reuniones mensuales vía Skype, o por las tutorías de diseño y/o recorrido. Ponernos cuerpos y juntarlos, abrazándonos como lo hace el árbol con el viento.

Hoy, un mes después, la palabra que más suena es la de confinamiento, de millones de Seres, de cuerpos y de abrazos. De ahí surgieron estas líneas que ahora arrojo al viento, como semillas para que puedan caer en esa Tierra Fértil, que otrora Maestros como Jesús o Fukouka sembraban con el viento:

«Destellos de sirenas que se descuelgan de las estrellas en una noche de luna nueva,
soplos de aire fresco en el tórrido amanecer de la selva amazónica,
gélidos y hambrientos suspiros entres glaciares desquebrajándose cuando encendemos el coche,
juegos inocentes de esa sonrisa secuestrada, que ahora imagina pasatiempos mientras mira absorta al techo desde sus sábanas límpidas, atónitos, deserosas, ciegas de luz.
Los abrazos son siempre que un Ser, siente en, y con otro Ser.»

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